CRONICA
DE UN ADIOS ANUNCIADO
Creo que sabía.
Desde aquel tiempo en que tus palabras eran más fuertes que mis ganas, y
tu tiempo para mí más sabio que mis propios deseos.
No sabía si era una adiós tuyo o un adiós
mío. No sabía ni por qué ni para quién, pero imaginaba que lo que era dejaría
de ser.
Me resistía a soltar, no quería salir del lugar que me
había encontrado. Mis deseos se
escondían tras cada huella que yo misma iba dejando y haciendo más y más
mía. Mi sombra era mi mejor compañera, y
si quería compartir con alguien mis sueños y los de mi sombra, debía elegir
sabiendo. Aún así, ni mi propia sombra me dejaba ver lo que luego sería una
crónica. Algo que en el aire o desde afuera podría vislumbrarse, pero no dentro
mío ni de tu propia existencia.
Lo que estaba sucediendo entre tu sombra y la mía, era la
crónica de un adiós anunciado. Ni tuyo
ni mío. Era el adiós de mi sombra, era
mi Alma dividiéndose en dos para estar y dejar en un lugar recóndito lo que
sería parte de mí para siempre, y traerse consigo misma la otra parte suya,
donde quiera que vaya, donde quiera que elija ser.
Ese Adiós al Alma es lo que siguió doliendo.
Esa sombra a medias pidiendo auxilio desde lejos, sigue
llamando.
Esa voz que no deja de susurrar algo extraño, algo bien
adentro que siempre intentaremos descifrar con el tiempo.
Esa mitad de cada uno que nos dice adiós mientras la otra
despide con un pañuelo blanco, sin trazos ni rumbos pero sabiendo que deja un
pedazo de tela grabado para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario